Este sistema, aunque de un modo más sofisticado, es el que utilizan algunos animales como los murciélagos para “ver” su entorno. Los murciélagos emiten pequeños gritos, de un sonido inaudible llamado ultrasonido, y miden las modificaciones que se producen en ese sonido y el tiempo que tarde el mismo en ir y volver. A partir de esta información consiguen hacerse una imagen del entorno.
Los satélites hacen algo similar a lo que hacen los murciélagos, pero no utilizan sonido. En el espacio no se propaga el sonido, así que lo que emiten son ondas electromagnéticas, ondas conocidas como microondas. Los satélites emiten pulsos de microondas y miden el tiempo que estos pulsos tardan en ir y regresar y, no solamente eso, sino que, además, miden las modificaciones que sobre ese pulso se han producido. Los tiempos de ida y venida de esos pequeños “gritos” de microondas, y las modificaciones que se producen en sus cualidades dan a los sistemas de radar información sobre la superficie de la Tierra. Por tanto, con los sistemas de cámaras infrarrojas y de radar podemos observar y estudiar cosas que la vista humana no percibe.
Fuente. flovla.wordpress.com
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