Científicos australianos publicaron este miércoles un nuevo estudio sobre la detección con la ayuda del radiotelescopio ASKAP de 19 nuevas ráfagas rápidas de radio (FRB, por sus siglas en inglés) procedentes de misteriosas fuentes localizadas en el exterior de nuestra galaxia, posiblemente en otras similares o en el espacio intergaláctico.
Este fenómeno cósmico fue descubierto en febrero de 2007, cuando un grupo de científicos dirigido por Duncan R. Lorimer, de la Universidad de Virginia Occidental (EE.UU.), analizó los datos de las observaciones que hizo en 2001 el telescopio australiano Parkes y detectó una ráfaga rápida de radio que llegó desde algún lugar del espacio exterior. La FRB fue registrada como FRB 010724 (según la fecha en que fue captada, el 21 de julio de 2001). Desde entonces, las FRB son uno de los principales misterios de la astrofísica moderna.
¿Desde dónde las envían?
Tres años después del hallazgo de Lorimer, los astrofísicos informaron de varios casos de FRB. Sin embargo, cuando volvieron a verificar los datos, los críticos encontraron que las ráfagas rápidas de radio eran de origen terrestre. Debido a este error, el descubrimiento original de Lorimer también fue criticado, y un grupo de científicos estadounidenses y australianos afirmó que la ráfaga FRB 010724 también tuvo su origen en la Tierra.
La situación cambió drásticamente en 2013, cuando los astrofísicos de la Universidad de Manchester (Reino Unido) informaron acerca de la detección de cuatro nuevas ráfagas rápidas de radio, insistiendo de nuevo en que estas señales tenían una naturaleza extraterrestre. Con ello, los científicos llegaron a la conclusión de que en el espacio ocurren simultáneamente miles de ráfagas rápidas de radio, solo que todavía no sabemos dónde buscarlas.
Foto ilustrativa / Ethan Weil
"Civilizaciones extraterrestres"
"La naturaleza de las FRB es desconocida, y ni siquiera está claro si son de origen inteligente o natural. Aunque sean de procedencia natural, se trata de un fenómeno nuevo en la naturaleza, porque anteriormente no las habíamos registrado. No obstante, no descarto que se trate de una manifestación de una civilización", dijo a Republic el docente de la Facultad de Física de la Universidad Estatal de Moscú, Vladímir Surdín.
Este catedrático no es el único que no descarta la hipótesis de la naturaleza extraterrestre de las FRB. No obstante, esta versión provoca muchas críticas. Así, el investigador principal del Instituto de Astronomía P.K. Shtérnberg (con sede en Moscú), Serguéi Popov, indica que cada día en el espacio ocurren miles de ráfagas de radio, lo que en su opinión supone un desperdicio de energía por parte de la civilización que supuestamente estaría emitiéndolas.
"Solo una civilización extraterrestre 'no inteligente' sería capaz de hacer tal cosa", ironiza Popov.
Foto ilustrativa / Richard Gatley
¿Estrellas de neutrones o 'estrellas extrañas'?
La mayoría de los científicos se han centrado en la búsqueda de cuerpos celestes que podrían producir las FRB. Una de las hipótesis apunta a las magnetoestrellas, o magnetares, unas estrellas de neutrones con un campo magnético extremadamente potente. Suelen tener una masa mayor a la del Sol y una densidad muy superior, ya que su diámetro es de apenas unas decenas de kilómetros. Además, los magnetares giran alrededor de su eje muy rápidamente (varias revoluciones por segundo).
Según el profesor Popov, el fuerte campo magnético de los magnetares proporciona una gran corriente eléctrica, y esta es una excelente fuente de ráfagas rápidas de radio que permite expulsar una enorme cantidad de energía en un corto período de tiempo.
Foto ilustrativa / NASA
La segunda idea sobre el nacimiento de las FRB está asociada con los púlsares de radio, otro tipo de estrellas de neutrones que también giran a una gran velocidad alrededor de su eje. Sin embargo, los púlsares de radio se consideran principalmente como una fuente de pulsos gigantes que duran de promedio unos pocos milisegundos.
Como explica el profesor Popov, según esta hipótesis un cambio en los parámetros de estos cuerpos celestes puede llevar a un aumento de los pulsos. Cuanto más fuertes se vuelven los pulsos, más se parecen a una ráfaga rápida de radio. El problema de ambas hipótesis es que los científicos aún no pueden demostrar ninguna de las dos, ya que tanto los magnetares como los púlsares de radio se encuentran demasiado lejos de la Tierra.
Foto ilustrativa / Joe Yates
En mayo de 2018 apareció la tercera teoría. Entonces investigadores de la Universidad de Nankín (China) sugirieron que las FRB pueden estar relacionadas con 'costras' que se forman alrededor de ciertos tipos de estrellas de neutrones conocidas como 'estrellas extrañas'. Según un modelo creado por los científicos, es el colapso de estas 'costras' lo que provoca ráfagas de alta energía que se pueden ver a años luz de distancia.
Se cree que las 'estrellas extrañas' acumulan una capa de materia hadrónica en su superficie a lo largo del tiempo. Y a medida que lo hacen, sus 'costras' se vuelven cada vez más pesadas hasta que, finalmente, colapsan. En consecuencia, una estrella caliente y 'desnuda' se convierte en una poderosa fuente de pares de electrones y positrones y genera un campo electromagnético. Esto provocaría que los electrones y positrones se aceleren a velocidades ultrarrelativistas, dando lugar a una emisión coherente en las bandas de radio y a un evento FRB.
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