No existen técnicas específicas de fabricación de reflectores. En general se utilizan materiales y métodos muy diversos. El material utilizado debe mantener su forma durante largo tiempo, ya que cualquier deformación afecta negativamente el rendimiento de la antena, tal y como ya hemos expuesto anteriormente.
Debe soportar bien las condiciones y dilataciones debidas a lo cambios de la temperatura ambiente y a las inclemencias meteorológicas.
Los fabricantes suelen emplear duraluminio, chapa de acero, malla metálica o bien fibra de vidrio epóxica (u otros materiales plásticos) recubierta de una capa metálica, para que reflejen con eficacia las señales que llegan desde un satélite.
Se pueden fabricar de una sola pieza o por sectores (pétalos). En la actualidad, los reflectores suelen ser de una sola pieza, pues captan mejor las frecuencias de la banda Ku, al tener mayor precisión en su superficie. Tanto es así que una antena con un reflector de 120 cm puede ofrecer la misma ganancia que otra fabricada por sectores de 240 cm.
Los reflectores de malla metálica o de chapa de metal perforado tienen una buena consistencia debido a nervios que se colocan para impedir la deformación. Presentan buena resistencia al viento si la velocidad de éste es reducida, pero son poco consistentes a esfuerzos mecánicos.
El tamaño de las perforaciones debe ser menor que la décima parte de la longitud de onda de la señal que se desea captar, lo que supone diámetros de perforación inferiores a 2,7 mm en la banda Ku.
Los fabricantes suelen emplear duraluminio, chapa de acero, malla metálica o bien fibra de vidrio epóxica (u otros materiales plásticos) recubierta de una capa metálica, para que reflejen con eficacia las señales que llegan desde un satélite.
Se pueden fabricar de una sola pieza o por sectores (pétalos). En la actualidad, los reflectores suelen ser de una sola pieza, pues captan mejor las frecuencias de la banda Ku, al tener mayor precisión en su superficie. Tanto es así que una antena con un reflector de 120 cm puede ofrecer la misma ganancia que otra fabricada por sectores de 240 cm.
Los reflectores de malla metálica o de chapa de metal perforado tienen una buena consistencia debido a nervios que se colocan para impedir la deformación. Presentan buena resistencia al viento si la velocidad de éste es reducida, pero son poco consistentes a esfuerzos mecánicos.
El tamaño de las perforaciones debe ser menor que la décima parte de la longitud de onda de la señal que se desea captar, lo que supone diámetros de perforación inferiores a 2,7 mm en la banda Ku.
Si las perforaciones son de mayor diámetro se producen considerables pérdidas y, además pueden llegar al alimentador de señales procedentes de la parte posterior del reflector, reduciéndose la relación señal/ruido. Es por ello que es muy común encontrar antenas de malla metálica cuya apariencia asemeja a la de un tejido mosquitero (pero de mayor grosor y consistencia).
Los reflectores para antenas parabólicas se pintan de un color que no debe ser brillante, pues si así fuera, concentraría la luz solar sobre el iluminador que se deformaría y hasta se le derretiría el recubrimiento plástico. Un excelente recubrimiento es la pintura de poliéster, aplicada electrostáticamente que, además de evitar el sobre calentamiento del alimentador, evita el deterioro de la parábola con el transcurso del tiempo.
Los reflectores para antenas parabólicas se pintan de un color que no debe ser brillante, pues si así fuera, concentraría la luz solar sobre el iluminador que se deformaría y hasta se le derretiría el recubrimiento plástico. Un excelente recubrimiento es la pintura de poliéster, aplicada electrostáticamente que, además de evitar el sobre calentamiento del alimentador, evita el deterioro de la parábola con el transcurso del tiempo.
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