La empresa Satellogic se afianza a nivel global con el objetivo de sumar este año nuevos aparatos en órbita terrestre para optimizar los recursos en los sectores agrícola y forestal, entre otras aplicaciones.
En el campo o en la ciudad. En la montaña o en el mar. Cualquier superficie es observable desde una altura de 500 kilómetros por un satélite.
Hoy también lo son a través de los microsatélites, las nuevas estrellas del espacio que buscan conquistarlo a un bajo costo, sin las grandes cantidades de dinero que se invierten en los tradicionales aparatos de varias toneladas y por supuesto, sin la fuerte erogación que supone cada uno de sus lanzamientos para posicionarlos en órbita terrestre.
Es que los microsatélites, son la novedad hoy en el campo espacial. En el sector agrícola son vitales para el seguimiento de cosechas, el control de irrigación y la detección de la humedad en el suelo. En el ámbito forestal sirven para el conteo de árboles, la estimación de variables biofísicas y hasta el control de producción y clasificación del uso de la tierra.
En la montaña, pueden medir la cantidad de agua y la densidad de los hielos. En el mar tienen la capacidad de observar las corrientes marinas y detectar los barcos que realizan pesca ilegal. Y en la ciudad, gracias a su potente resolución, pueden llegar a informar a los conductores de autos directamente en sus celulares, qué lugares hay libres para estacionar.
La multiplicidad de usos es tan variada como la imaginación e ideas que se nos ocurra y puedan llevar adelante el desarrollo de varios sectores del país.
En esa meta se encuentra la joven empresa argentina Satellogic, fundada en 2010 por su CEO, Emiliano Kargieman, que se especializa en microsatélites que brindan soluciones que permiten monitorear lo que sucede en cada punto de la Tierra en tiempo real. Infobae fue a las oficinas centrales de Satellogic en Buenos Aires, que es donde se operan los satélites que son la nueva tendencia espacial.
"Gracias al desarrollo de Inteligencia Artificial (IA) de vanguardia y de las imágenes -de hasta 1 metro de resolución- que obtiene de su propia red de satélites, la compañía brinda soluciones que permiten acceder a información espacial clave y analizarla para solucionar problemas a tiempo, tomar mejores decisiones y alcanzar los objetivos de producción de una empresa o gobierno. En definitiva, se logra optimizar la toma de decisiones a un valor muy competitivo del mercado", explicó a Infobae Marco Bressan, Chief Solutions Officer de Satellogic.
"Desde su fundación, nuestra empresa se puso el objetivo de democratizar el espacio, mediante la disponibilidad de información estratégica en varios sectores. Hasta hoy los datos eran caros y escasos y la información que se obtenía a partir de ellos era demasiado genérica", agregó Bressan, que indicó que "al unificar la infraestructura para la recolección de datos con inteligencia artificial, se pueden brindar soluciones a bajo costo y a medida".
"Nuestros clientes pueden usar esta información en apoyo a la toma de decisiones o, mejor aún, para eliminar estas decisiones automatizando procesos", sostuvo Bressan.
La empresa, que hoy cuenta con 120 empleados y oficinas en Buenos Aires, Montevideo, Barcelona, Tel Aviv, San Francisco y Beijing nació diseñando y construyendo nanosatélites. Así fue como surgieron en 2013 los primeros CubeSats o nanosatélites "Capitán Beto" y "Manolito", realizados con tecnología argentina en un desarrollo nacional financiado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva y concebido, diseñado y producido por la empresa en colaboración con INVAP.
Tanto el software como el hardware de los nanosatélites fueron de plataforma abierta y están disponibles para aficionados, universidades e institutos de investigación.
En 2016 los satélites "Fresco" y "Batata" diseñados para la observación terrestre se lanzaron el 30 de mayo de 2016 desde China a bordo de un cohete Long March 4B. A bordo de éstos satélites se instalaron, además las cargas útiles comerciales de Satellogic, las placas LabOSat, plataformas utilizadas para ensayar dispositivos electrónicos en ambientes hostiles. Y en junio de 2017, se lanzó el tercer satélite de la constelación comercial Aleph-1, apodado "Milanesat" tras una votación pública.
“Nuestra idea era desde siempre hacer microsatélites. Pero primero probamos los componentes con los nanosatélites y vimos que funcionaban muy bien. Luego, dimos el siguiente paso para crecer”, afirmó el especialista.
Los pequeños satélites tienen 80 centímetros de alto, pesan 40 kilos y orbitan a 500 kilómetros de la Tierra. Están hechos de carbono, fibra de aluminio, lentes y espejos, entre otros elementos. Cuentan con componentes similares a los de una cámara digital y permiten obtener imágenes hiperespectrales de alta resolución.
Desde Buenos Aires se operan los satélites de la empresa argentina
Desde Buenos Aires se operan los satélites de la empresa argentina
Además integran paneles solares y cuentan con un sistema de propulsión que les permite cambiar de rumbo, por ejemplo, para evitar algún choque. Su trayecto está monitoreado por radares que siguen la ubicación y, en caso de riesgo de colisión se envía una notificación a la compañía, con varios días de antelación, para que lo evite.
El gran beneficio de estos satélite es que son simples de desarrollar y tienen un costo menor a los tradicionales. Armarlos lleva unas tres semanas, tienen una vida útil de tres años y pasado ese lapso se desintegran en el espacio. Tardan unos 90 minutos en dar la vuelta a la Tierra y en ese viaje retratan todo lo que ocurre en cada rincón del planeta.
Usos múltiples y necesarios para el sector productivo
Los usos comerciales son muy variados. Por ejemplo, una empresa forestal puede monitorear grandes áreas y sus especies de forma remota, realizar inventarios, delimitación del terreno y clasificación del suelo utilizando información precisa y confiable.
"La información que brindamos permite a las empresas optimizar la gestión forestal a lo largo de todo su ciclo productivo, desde el monitoreo durante los meses posteriores a la plantación contando las plantas que han sobrevivido, el monitoreo de operaciones de podas, raleos y cosecha a partir de imágenes satelitales hasta la realización de inventarios forestales nacionales", indicó Bressan sobre las capacidades que tiene la observación desde el espacio.
Además, un agricultor puede determinar cuándo es el mejor momento para plantar, cosechar o aplicar más fertilizante; una empresa que vende alimentos puede controlar las cadenas de suministros y proveedores a nivel global con el objetivo de optimizar sus recursos y mejorar la producción. Además, se puede analizar el uso de la tierra, cambios en la vegetación, monitoreo de infraestructura y cumplimiento de las regulaciones medioambientales.
Fuente: infobae.com
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